¿Qué fue de los eco emprendedores?
En 2019 aparecían los emprendedores Scott Kennedy y Fergus Moore, recién salidos de la universidad de Glasgow. Decían haber encontrado una manera de sustituir el aceite de palma con el extracto del aceite esencial procedente de los posos del café.
| Kennedy y Moore pretendían recoger el poso de café de restaurantes y cafeterías y crear así un negocio basado en la economía circular y el residuo cero. Lamentablemente esa idea, aunque plausible, fue descartada por sus creadores. Al parecer, los márgenes que generaría serían demasiado bajos, y por lo tanto, la empresa se etiquetó como “no viable” | […] y por lo tanto, la empresa se etiquetó como “no viable” |
Estos dos jóvenes emprendedores escoceses se vieron acaparados por el modelo económico lineal, que lamentablemente es el que rige la economía mundial. Este está basado en el crecimiento lineal e infinito, el consumo intensivo de los recursos y la generación de grandes masas de residuos, de manera que se basa en un modelo anclado en el consumo “infinito”, sin tener en cuenta que los recursos son finitos.
Se trata de un modelo deteriorador y consumista, frente al modelo de economía circular, que se basa en la restauración y la regeneración de los recursos. El modelo lineal pone al frente los intereses particulares o económicos y descuida el interés general, aquel que se relaciona con el bienestar de las personas, e incluso el bien común.
Las iniciativas en pro del bien común no deberían ser descartadas bajo criterios de rentabilidad económica. La UE presume de su plan sobre economía circular para 2030. Con esto queremos decir que son los gobiernos los que deberían incentivar las iniciativas innovadoras que permitan paliar los efectos negativos de la acción humana en los ecosistemas, que permitan un crecimiento sostenible, para un mayor bienestar de las personas y una mejor preservación del capital natural.
En una sociedad avanzada, como creemos que es en la que vivimos, debería prevalecer un modelo económico circular y holístico, con valores no anclados exclusivamente en el consumo, sino también en la conservación de los recursos y la concienciación sobre la acción humana en el medio ambiente. Un modelo en busca de una mayor eficiencia y autosuficiencia energética y preocupado por la creación de nuevos modelos de negocio concienciados en el retorno de recursos a la biosfera.
Debemos tener en cuenta que según Global Footprint Network, la biocapacidad de España estuvo en un -2,2 en 2020, lo que significa que España necesita dos veces la superficie de la que dispone, para mantener el nivel de vida actual.
En vista de todo esto, ¿cuánto más esperamos para transitar hacia una economía circular? ¿Qué más necesitamos para concienciarnos? Una verdadera lástima es que los posos de café se podrían convertir en una base interesante para los cosméticos y los productos de belleza o la industria de la alimentación.
